
La imagen es de Punta Loyola, a 30 km de la ciudad y es el punto donde la ría y el mar confluyen.
Cuando me preguntaba como seria este punto tan austral de nuestro país ni remotamente me lo imagine a lo que es en realidad... debo decir que me sorprendió, no porque posea una infraestructura muy imponente, al contrario, no hay mucha edificacion de altura, todo tiene en sus muros la constante visita diaria de la humedad, sus calles son anchas y amplias, el trafico es bastante ordenado (cosa que me alegro, después de haber sufrido el caótico andar de Comodoro). La plaza principal esta toda arbolada, hay una fuente, que simula una laguna y una iluminacion que le da un toque tremendamente misterioso cuando el sol comienza a caer. La gente camina con mucha tranquilidad, esta bastante desestructurada, osea que podes cruzar a elegantes mujeres con altísimos tacos y a muchas otras que salieron a las corridas de casa. Porque es así como si todo tuviera su tiempo, su espacio... es una ciudad plana, podes caminar todo lo que quieras ( si no llueve obviamente), pasear y sentir ese aroma que llega desde la costanera, con esa brisa helada, pero no molesta... Una costanera enorme, donde el día domingo las familias concurren masivamente con el equipo de mate, con los chicos(porque hay juegos para ellos en el parque que esta frente a la misma), con las bicicletas, con las mascotas, todas con su respectivo bozal. Los mas jóvenes pasean en sus autos, mostrando la ultima adquisición en tunnig, con la música explotando por todas partes, por todos los colores musicales....y hasta aquí quería llegar, como en muchas de las ciudades Patagónicas se da una gran mezcla de personas de todo el país, cada uno con su historia, cada uno con su origen, cada uno añorando seguramente el lugar que los vio nacer, pero esto es lo que mas amo de mi tierra, la igualdad de oportunidades...al fin y al cabo así nació, así creció ...recibiendo familias de todas partes.